Las primeras horas de este
Día Mundial del Medio Ambiente 2010, sorprendieron a un pequeño pero esforzado grupo de personas preocupadas y cansadas por la degradación ambiental, la destrucción de los sistemas naturales, la pérdida de la biodiversidad, el crecimiento urbano irracional, la marginación social en los entornos rurales y suburbanos y la apatia gubernamental hacia nuestro futuro común.
Este grupo de ciudadanas y ciudadanos ha venido trabajando desde distintas organizaciones no gubernamentales, o bien desde la individualidad, en actividades de protección, conservación, educación, investigación, y aún de denuncia ciudadana, sobre el ambiente, los recursos naturales y la biodiversidad.
El camino no ha sido fácil. Mas bien ha sido penoso, frustrante y en ocasiones peligroso, pues en el proceso es difícil, sino imposible, el no encontrarse con intereses particulares que para prevalecer, se valen de todo lo imaginable y aún de lo que es difícil imaginar. Con frecuencia, el afán de quienes integramos este grupo, nos enfrenta a sectores y organizaciones hermanas que terminan considerando incomoda nuestra postura.
Y es así que desde distintos sectores, ya como activistas ambientales o como empleados de gobierno; desde la academia y la investigación o el ejercicio privado profesional, se nos ha impuesto la necesidad de elegir, entre nuestra integridad ciudadana, o entre la conveniente y dócil actitud de "dejar hacer, dejar pasar", a veces con el único fín de conservar un empleo, o en el peor de los casos, de aspirar a uno. Nosotros hemos optado por lo primero.
Quienes ahora nacemos con identidad e imagen propia al mundo, ya antes fuimos conocidos bajo otras figuras hermanas, que en su momento nos brindaron la oportunidad de trabajar, luchar, denunciar y actuar en contra de la injusticia ambiental que aparentemente se ha vuelto tan común en el ámbito gubernamental. Pero cuando la lucha sube de tono, es cuando de una u otra forma nuestro trabajo se torna incómodo, inconveniente e incluso inaceptable para quienes antes nos brindaron su apoyo en el pasado, y que aun así agradecemos profundamente.
Deliberando hasta la madrugada de este
Día Mundial del Medio Ambiente de 2010, fue que resolvimos renunciar a cualquier identidad prestada, para generar la nuestra propia. No somos mercenarios, sino mas bien ciudadanos libres que sin ataduras, señalan, denuncian, proponen y actúan sobre los problemas e injusticias ambientales que afectan a nuestra casa y futuro comunes.
Es así, como en los primeros minutos de este día
5 de Junio de 2010, nace
CIUDAAC,
Ciudadanos Unidos para la Defensa Ambiental, A.C. Hemos elegido esta figura, pues no pretendemos otra cosa que el crear un frente libre de intereses, desde donde la ciudadania libre se organice, luche y reivindique el derecho de nuestra casa común a existir y perdurar. Al margen de ideologías y posturas políticas, solo aspiramos a practicar los principios de libertad, justicia, equidad, sentido común e integridad, para ponerlos al servicio de nuestro soporte vital y casa común, sin la cual ninguna vida es posible.
Tenemos la esperanza, de motivar a nuestras autoridades a renovarse y cambiar; a ver con nuevos ojos la realidad que como especie y como parte de la biodiversidad del planeta, enfrentamos todos. Hoy día podemos afirmar, que somos la única especie capaz de preguntarse por si misma. Solo nosotros podemos preguntarnos de dónde venimos, qué hacemos aquí, y hacia dónde vamos. La filosofía y la religión han intentado por siglos responder a estas preguntas.
Mas lo mejor que podemos hacer, tanto los gobernantes como los gobernados, es aceptar que al ser dotados de inteligencia y líbre albedrío, tenemos el propósito y el deber de mantener y conservar todo cuanto ahora nos afanamos equivocadamente en poseer y dominar.
La vida tal y como la conoció y experimentó nuestra generación anterior ya no es la misma, y si a nuestros abuelos les hubieran dicho que su mundo cambiaría, seguramente se habrían reido. Hoy día, el cambio climático, la extinción masiva de especies, y la sobrepoblación, son algunas de las cosas que antes nuestros abuelos ni imaginaron siquiera, pero que ahora han cambiado la faz del mundo de manera, al parecer, irreversible.
Como el ya finado astronomo
Carl Sagan dijo alguna vez,
todos somos polvo de estrellas. Y en tanto se demuestre lo contrario, somos por ahora el único rincón del cosmos en donde la materia se ha organizado a si misma lo suficiente como para generar no solo vida, sino conciencia que la hace preguntarse sobre su origen, su propósito y su destino. Lo que haya despues de la vida, en su momento seguramente nos sera revelado.
Pero en el aqui y ahora del tiempo y del espacio en donde nos tocó existir y pensar, sin duda tenemos un propósito ineludible; conservar de la mejor manera nuestra casa común, conocerla, comprenderla, maravillarnos de ella, y aceptar que somos parte de ella. Y definitivamente, ser y existir como individuos y como especie, en armonía con ella.